miércoles, 1 de mayo de 2024

Las cadenas...

En el colegio hay alumnos más grandes. En el recreo, exhiben un tatuaje en la frente para dejarlo bien claro: "¿Esclavo o enemigo?". A un compañero como otro, le sueltan una sonora cachetada; y por si las dudas, aprietan su cuello diez segundos. Los eligen con pinzas: endebles; retraídos. El chico tiene el rostro lleno de colores; afloja con los ojos bañados: "Soy esclavo", les ruega. Una vez en el hogar, se sientan a almorzar a la mesa familiar, la madre, él y cinco dedos en la cara. En el día de su cumpleaños, se muestra de manos en los bolsillos y la sonrisa de un muñeco a pilas. Un esclavo va por ahí con el mundo en el suelo y los hombros encogidos.

Un niño seca su frente a la entrada del colegio. Le sería útil atravesar las paredes. Lejos de pensar en la puerta abierta a las habilidades latentes, siente la mandíbula dislocada por los gajes de su talla pequeña. El miedo le carcome los huesos. Y quien se resiste a las exigencias de un muchacho de naturaleza más bruta y oscura, se arriesga a quedar con el rostro de un martir.

Esos chicos están lejos de sentirse adentro de una caja de cereales. Iguales a un tornillo oxidado, son incapaces de voltearse y ver al inigualable Rocinante saltar sobre las piezas de un ajedrez. Mientras uno se retrae y convierte en héroe a un ser maravilloso e invisible, otro se pregunta por la forma de capear el ojo por ojo tortuoso sin dar muestras de cobardía. El colegio es una mezcla de olla a presión y ratonera. Aún así, cuando los matones alteran la paz de un compañero, se oyen trinos provenientes de las copas de los árboles: "Ni lo pienses", dicen: "Mañana será otro día". Los árboles hablan a través del canto de un gorrión.

ElePe

lunes, 29 de abril de 2024

Pisagua Blues

Ha mirado el cielo/ el mar/ las montañas
Y ojeado a lobos con piel humana
al acecho de almas en carne viva.
Ha visto un rayo de sol en un día lunes
velado/ la coreografía hipnótica
de una bandada de estorninos/ Y velas
azules alumbrar una tumba bordeada
con árboles y flores y hierbas
Una pobre tumba sin nombre.
Ha tocado al viento sobre los verdes llanos
Y nada más recuerda una mancha de sangre
la descarga cerrada que oirá sin tener
a quien decir hasta la vista.

ElePe

sábado, 20 de abril de 2024

Islas...

. Los días invernales fundan una isla.
Entre los habitantes hay quienes
aguardan de pie a la lluvia, la excusa
para irse a la cama a las seis de la tarde
y despertar sudando frío, con la noche
cerrada de único testigo de vista.
En el paisaje pena la soledad, aliada
del recogimiento.
En cada isla llueve por dentro. El
Cano insiste en beber del frasco, en dar
la espalda a los afanes diarios: no sabe
qué hacer con las ideas obsesivas. La
Emi embadurna su cuerpo en miel, engorda
a un enjambre de marabuntas. El Dani
agota las horas: lucha contra él mismo,
desea habitar en piel agena. A la Pina
se le caen los ojos: mira un armario
empotrado, la mancha de un retrato
descolgado.

Al páramo de la isla lo subyace
la creencia de que los pensamientos
del día, y el manejo del tiempo, carecen
de valor. A pesar de la duda, ante
la cual la seguridad es un juego de niños,
el Vicho adopta a un perro pastor. El
meneo de la cola de un perro expresa
un no rotundo al abandono.
ElePe

miércoles, 20 de marzo de 2024

La amistad...

Sergio Leone creó el spaghetti western. Subgénero con estilo propio y estética desaseada. Películas de bajo presupuesto, apenas una calle y tres interiores conforman “Por un puñado de dólares.” Eso y el desierto de Tabernas (Almería), además de Hoyo de Manzanares (Madrid), el marco de la frontera mexicana, hogar de forajidos, desertores, caza-recompensas. Con anti-héroes bien definidos: rudos, vividores y letales, con una puntería a prueba de balas, fríos y sentimentales a un tiempo, motivados por el dinero. Con protagonistas que, lo mismo caminen o cabalguen, se bañen en un charco o en la tina de un hotel, lo harán al modo propio, andrajosos, lacónicos, sin medio rasgo de nobleza, con la moral de una almeja. "Estoy buscando medio cigarro en la boca de un hijo de perra alto, rubio y de pocas palabras", dice Tuco (el Feo) al comenzar “El bueno, el feo y el malo”. Para Leone, cineasta romano, que el tema de sus largos nunca fuera el ajuste de cuentas, como en el western a secas, sino la amistad viril, se debió a su condición de hijo único. Nacido tras catorce años de matrimonio, su nacimiento fue “un verdadero milagro”, dijo alguna vez, y luego, en tono pensativo, casi justificando: "Mis películas funcionan así porque jamás tuve el hermano que necesité". Estas líneas, escritas en homenaje a un creador de nota, nos recuerdan esos versos de Marañón: "Vivir es existir y crear, saber gozar y sufrir, y no dormir sin soñar." Sergio Leone, un visionario convencido de que una buena peli se hace con un puñado de ideas y también de dólares.
ElePe


martes, 19 de marzo de 2024

Hojas de otoño...

. Juega a saltar la línea de lo imposible.
Se pregunta porqué no lo habrá conocido
en alguna otra época. Habla de Catulo,
paladea su tono ligero: "A él nada
lo abandona cada vez al verla".

"Más compañia de la cuenta convierte
a cierto deportista en un ave solitaria". En
señal de cohesión de mente y cuerpo,
se tatúa anillos entrelazados
en la zona pélvica.

Ellos se tienden y charlan. En
vez de verter su jugo a la noche, les
divierte lavarse el cerebro: "Fuimos
seres divididos", se dirán luego
bajo un arbusto del valle negro.

Las hojas caídas en el parque son
de un libro escrito con los días del año:
"Ella dio vuelta el baúl, pero no halló
la razón para tirar piedras al tejado
de un lobo sin pelos ahí abajo".

   ElePe